lunes, 24 de mayo de 2010

LA XAVA


La delincuencia, la prostitución y las drogas siguen siendo el principal problema en estos sectores de población

La cara oculta de la ciudad Condal

El escritor barcelonés Juli Vallmitjana centró su vida y obra en las clases sociales más bajas

"La Xava" es un reflejo de la realidad que se respiraba en aquellos barrios a principios del pasado siglo

Juli Vallmitjana nació en 1873 en la ciudad de Barcelona, donde pasaría sus 64 años de vida. Pronto se sintió atraído por el mundo del arte y la escritura, que utilizaría, casi en su totalidad, para plasmar la vida de los colectivos marginales de la ciudad. Hijo de familia adinerada, estuvo siempre en contacto con las clases bajas; en los barrios de bajo Montjuic, 'Ciutat Vella' y 'Gràcia'. Su amor por las diferentes culturas le empujó a realizar un trabajo de investigación, a principios del Siglo XX, que le llevaría a convivir con diferentes etnias, más concretamente la gitana. Su intención era dar a conocer la realidad que se respiraba en aquellas zonas sobre las que nadie prestaba interés. Su escritura refleja una intención informativa, con aires de reportaje. No se ocupó de embellecer sus palabras, todo lo contrario, la forma de sus obras es naturalista. El vocabulario respeta el lenguaje calé y palabras como forata, peringat o saful tienen su definición en un sumario. Tiene un ritmo ágil, contenidos algo desordenados, y una escritura muy llana, real y directa como una fotografía. Sin embargo, podemos tratar a "La Xava" como una novela de ficción. De esta manera crea situaciones más impactantes que explican mejor la idea que el escritor quiere transmitir. Podríamos decir que el libro es un retrato, de las clases marginadas, con trazos de caricatura.

La Roseta, conocida más adelante como la "Xava", es la hija de un presidiario y de una madre alcohólica y prostituta. La joven hará todo lo posible por reconducir su vida y la de su hermana pequeña y alejarse del camino que sus padres escogieron. Aunque Vallmitjana consigue familiarizarnos con el entorno de la chica, hasta hacernos entender que la delincuencia y la prostitución son la única salida para muchos. No escatima en detalles, seremos testigos de la crueldad y la miseria que dominan la vida callejera. De manera intrínseca, Vallmitjana, plasma su admiración por esta cultura. Ya que siendo un joven de clase alta, supo ver que la cultura de cualquier territorio o nación se cuece desde abajo, en los barrios y calles. No hay ningún mensaje oculto ni moraleja barata, sólo la intención de mostrar la capacidad de superación del ser humano cuando sus circunstancias lo ahogan. Una manera de destapar un mundo que por aquél entonces era del todo ignorado. Y, con el tiempo, demostrar que aunque pasen los años siempre habrá quienes vivan a la sombra de los grandes núcleos urbanos.


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